viernes, 30 de mayo de 2014

INVESTIGACIÓN 1: Importancia social del maquillaje en las distintas culturas antiguas y Diferentes tipos de maquillaje en las culturas antiguas. (resumen)


La gente se maquilla desde la antigüedad, de diferentes maneras y con diferentes artilugios, pero en el fondo siempre surge la misma idea, estar más atractivos mejorando nuestro aspecto externo. Históricamente se empleaba también para otros fines como en la preparación de rituales religiosos, para asistir a la guerra o como símbolo de poder.
La belleza y la apariencia, en definitiva, lejos de ser algo banal, ha sido siempre algo transcendental para el hombre a lo largo de todas y cada una de las civilizaciones y culturas.
La búsqueda de la belleza a través del medio ideal que representa el cuerpo humano, es una constante que se da  en todas las civilizaciones. El modelado del cuerpo, el uso del color, los peinados y ornamentos, la desnudez y la vestimenta…, la diversidad tan extravagante de todas estas señales ha ido conformando un lenguaje que define una identidad cultural, una época concreta o un estatus social.
El uso de los adornos, pinturas y cremas se dio en todas las civilizaciones y en todas partes del mundo. Las pinturas que se realizaban en el cuerpo los indígenas americanos, los tatuajes, las incisiones superficiales en la piel (orejas, nariz, etc.) para colocarse adornos, fueron usados por culturas primitivas y también por las más adelantadas, y se siguen usando en la actualidad.
En Japón las geishas usaban lápices de pétalos aplastados de cártamo para las cejas, comisuras de los ojos y labios, pasta blanca para colorearse el rostro y la espalda.
En la antigua China imperial, las viudas teñían sus dientes de negro como signo de renuncia a la belleza. Los cánones estéticos chinos se basaban en una mujer delicadamente maquillada y con un cutis cuidado al máximo. El maquillaje consistía en finos polvos de color rosado, rojo o anaranjado y los ojos se subrayaban con bastoncillos untados en tinta china.

La piel azteca era naturalmente morena o color bronce, pero las mejillas eran maquilladas con tierra amarilla o untadas con una crema que contenía axin, una sustancia amarilla obtenida cocinando y aplastado insectos. Las cortesanas compañeras de los guerreros jóvenes, tenían sus caras estaban pintadas con polvo seco y coloreadas con amarillo ocre o con betún, los pies eran untados con un ungüento de copal quemado, incienso y tintura, algunas usaban el pelo corto, para que su pelo alcanzara su nariz, era cortado y teñido con barro negro para que dieran importancia a su cabeza. Los dientes eran manchados con cochinilla. Los hombres se pintaban la cara y el cuerpo en ocasiones ceremoniales.
 

Las mujeres egipcias resaltaban sobre todo los ojos que maquillaban con colores fuertes, los párpados los pintaban con colores vivos que obtenían a base de mezclar tierra, cenizas y tinta.
Fueron también las egipcias las que iniciaron la moda de pintarse los labios, lo que hacían con un tinte hecho de ocre rojo y óxido de hierro natural que extendían con un cepillo o un palito.
Grecia y Roma
el maquillaje se perfecciona y empieza a cobrar importancia también la piel, que se intenta blanquear con una mezcla hecha a base de yeso, harina de habas, tiza y albayalde (carbonato clásico de plomo), que al final obtenía resultados totalmente contrarios a los pretendidos, ya que al contacto con el sol oscurecía el rostro.
las pestañas se ennegrecían utilizando una mezcla de huevos de hormigas y moscas machacadas.
Corte de Francia
En los inicios del siglo XIX, surge el primer intento de eliminar las arrugas a base de un invento mortificador al que llamaban el "esmaltado de la cara" que consistía en lavar primero la cara con un líquido alcalino, después se extendía una pasta para rellenar las arrugas y encima se colocaba una capa de esmalte hecha con arsénico y plomo, la cual duraba aproximadamente un año.
Mediados del siglo XIX
La época de mediados del s. XIX, supone el inicio del maquillaje moderno, en estas fechas aparece por primera vez el rojo de labios, concretamente en el año 1880, que consistía en una pomada compuesta por mantequilla fresca, cera de abeja, raíces de un colorante natural (orcaneta) y racimos de uvas negras sin pulpa que colorea sin producir efectos secundarios.
Siglo XX
Desde entonces hasta hoy, la cosmética ha dado un vuelco de ciento ochenta grados y nos encontramos con un inmenso mercado dedicado sobre todo a la mujer y a mejorar su imagen con toda clase de productos elaborados de forma industrial.

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